Los huecos de la Iglesia... enciende una luz

No hace mucho estuvimos en un Retiro del que ya os he compartido alguno de los regalitos que me traje. Al llegar, en una dinámica de oración muy bonita, a cada uno se nos daba un trocito de cartulina con un número y se nos invitaba a que, cuando estuviéramos preparados, lo pegaramos en un gran mural.

Con las palabras del Señor a San Francisco: "Reconstruye mi Iglesia" retumbando en mi corazón y bajo el lema del retiro que era "Yo hago nuevas todas las cosas", comprendí que no podía reconstruir nada si antes no era reconstruida por el Señor.

Así que no fue hasta antes de marcharme que me acerqué a poner mi trocito de papel. Cuando fui a ponerlo descubrí que faltaban muchos trozos y me dio una mezcla de pena y rabia. Me faltó tiempo para emitir uno de mis habituales juicios, apresurado e inmisericorde, y le dije a Borja:

- Ya le vale a la gente... no le costaba tanto poner a cada uno su trozo... cómo somos! ¡¡¡Cómo puede ser que falten tantos trozos!!! ¿Qué Iglesia somos así???

Y me respondió:

- Claro, es que faltan muchos. Aún hay muchas personas que no conocen a Jesús.

Esas palabras fueron como una luz en medio de la oscuridad.



Enciende una luz y déjala brillar
la luz de Jesús que brille en todo lugar
No la puedes esconder
No te puedes callar, ante tal necesidad
Enciende una luz en la oscuridad

¿Cómo pues invocarán a Aquel en el cuál no han creído?
¿Y cómo creerán en Aquel de quien no han oído?
¿Y cómo oirán si nadie les predica?
Qué hermosos son los pies de los que anuncian la paz.
Las buenas nuevas de Jesús.

Enciende una luz y déjala brillar
La luz de Jesús que brille en todo lugar
No la puedes esconder
No te puedes callar, ante tal necesidad
Enciende una luz en la oscuridad

Es tiempo de encender la luz
y que el mundo conozca de Jesús
La luz de su amor

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De Colores