miércoles, 14 de mayo de 2008

Los colores de la Alianza




En unas horas estaré en un Cursillo de Cristiandad con más de 50 personas más (que barbaridad!). Por eso, si pasas por aquí lo que te pido es que reces aunque sea medio minuto y pidas por nosotros, por todos nosotros para que podamos ver ese arcoiris que es signo de la Alianza de Dios con nosotros.


Os dejo esta comparativa que ha llegado providencialmente a mi mail hoy. Es de esas comparativas que me ayuda a compararme y confrontarme: lo que soy vs lo que me gustaría ser.


Algunas diferencias entre Creyente y Discípulo (Apostol):

El creyente suele esperar panes y peces; el discípulo es un pescador.

El creyente lucha por crecer; el discípulo por reproducirse.

El creyente se gana; el discípulo se hace.

El creyente depende en gran parte de los pechos de la madre; el discípulo está destetado para servir. 1ª Samuel 1:23,24.

El creyente gusta del halago; el discípulo del sacrificio vivo.

El creyente entrega parte de sus ganancias; el discípulo entrega parte de su vida.

El creyente puede caer en la rutina; el discípulo es revolucionario.

El creyente busca que le animen; el discípulo procura animar.

El creyente espera que le asignen tarea; el discípulo es solícito en asumir responsabilidades.

El creyente murmura y reclama; el discípulo obedece y se niega a si mismo.

El creyente suele ser condicionado por las circunstancias; el discípulo aprovecha las circunstancias para ejercer su fe.

El creyente reclama que le visiten; el discípulo visita.

El creyente busca en la Palabra promesas para su vida; el discípulo busca vida para cumplir las promesas de la Palabra.

El creyente es yo; el discípulo es ellos.

El creyente se sienta para adorar; el discípulo Le anda adorando.

El creyente pertenece a una institución; el discípulo es una institución él mismo.

En el creyente la unión del Espíritu Santo es confirmación y meta; en el discípulo es medio para lograr la meta de ser testigo eficaz a toda criatura.

El creyente vale para sumar; el discípulo para multiplicar.

Los creyentes aumentan la comunidad; los discípulos aumentan las comunidades.

Los creyentes del siglo XX están trastornados por el mundo;los discípulos de la iglesia primitiva trastornaron el mundo.

Los creyentes esperan milagros; los discípulo obran milagros.

El creyente es un ahorro; el discípulos una inversión.

Los creyentes destacan llenando el templo; los discípulos se hacen para conquistar el mundo.

Los creyentes suelen ser fuertes como soldados acuartelados; los discípulos son soldados invasores.

El creyente cuida de las estacas de su tienda; el discípulo ensancha el sitio de su cabaña.

El creyente hace hábito; el discípulo rompe los moldes.

El creyente sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para lograr la iglesia real.

La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo.

Rezad y ofreced para que seamos discípulos... Santos, Apótoles y Unidos para que el mundo crea.

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De Colores

5 comentarios:

CARLOTA dijo...

Asi lo hare, rezare por vosotros.
Besos

Talita Plum dijo...

Ah, la cita completa es Génesis 9, 13

;-)

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De Colores

Nacho dijo...

6.000 Visitas ya... se dice pronto.
Rezaremos por todos los que vais al cursillo, y para que de allí salgan muchos más discipulos de los que entren.
Un fuerte abrazo.
De Colores.

<>< NACHO

Borja dijo...

Mi "avisador de actualizaciones" deja mucho que desear, y no me ha llegado ninguno de los anteriores, y hoy me ha llegado el de ayer.

Menos mal que no lo has puesto en modo test, porque me habrían salido: mayoría de A's: más creyente que discípulo... Me quedo con una frase:


"La meta del creyente es ganar el cielo; la meta del discípulo es ganar almas para el cielo."

Gracias por estar, ahora mismo, trabajando para eso mismo.

TQ

Anónimo dijo...

Hace pensar esto que pones aquí hoy... Yo, desde luego, me reconozco creyente... Y, mi propensión natural a sacarle punta a las cosas, crítica con amor, procuro, pero también con verdad, me hace pensar en algún tipo de apostolado que veo yo cerca, apóstoles que sí, que te llaman, te invitan, pero que dan poco testimonio en cosas que a mí me parecen básicas desde el punto de vista evangélico...

En cualquier caso, lo que aquí describes es un espejo donde mirarnos todos y yo, desde luego, me reconozco en mis muchos defectos...

Un saludo, Ainhoa, JJ