Y eso que cuando tengo razón, sin darme cuenta, me subo en burro en el que voy más cómoda que en un coche de caballos y no tengo ni necesidad de parar pa ver el paisaje.
Asi me ha pasado.
Este fin de semana me regalaban fijarme en San Pedro. Vivió con el Señor, probablemente fue de los que más cerca de Él estuvo, de los que más le escuchó. Fue testigo de los grandes momentos y sacó pecho a la menor oportunidad para decirle a Jesús: "Cuenta conmigo que aquí estoy yo!"
Sin embargo, pese a haber estado taaaantoooo tiempo con Él, ¿podemos decir que Pedro se había encontrado con el Señor?
Resulta que el bueno de Pedro necesito que Dios permitiera sus tres negaciones, necesitó oir cantar al gallo para darse cuenta de todo!
Pues a mi me ocurre igual. A veces el canto del gallo es el llanto de alguien querido a quien hago sufrir, a veces la tristeza en los ojos de aquel a quien he fallado, a veces el tono dolido del que ofendido...
No me alegro de mis malas actuaciones pero le doy gracias al Señor por servirse de mi pecado para ayudarme a convertirme, a darme cuenta de que sólo hay una cosa importante, a darme cuenta e intentar hacer vida que siempre es más importante amar que tener razón.
<><