martes, 29 de abril de 2008

Cristianos cocodrilos



Traigo hoy aquí una imagen que tomo prestada y nunca mejor dicho porque me llega de rebote y el autor de la reflexión desconoce que lo usaré!

Lo gráfico del ejemplo y lo que a mi me ha llevado a profundizar sobre algo que vengo masticando últimamente hace que no me pueda resistir a dejar huella en forma de cocodrilo!

No se trata de aquel que se posaba en nuestros polos y que al menor descuido te daba un bocado en el corazón. Tampoco voy a hablar de los cocodrilos que se esconden debajo de nuestra cama que sólo nosotros vemos (y nos toman por locos) y nos terminan devorando.

Me contaban del término "comercial cocodrilo" usado para definir a aquel vendedor que pretende convencerte a fuerza de palabras y que no se ha molestado en escuchar tus necesidades. Tienen estos comerciales, al igual que los cocodrilos, las orejas pequeñas y la boca grande. Hablan muuuuchoooo más de lo que escuchan y su poca capacidad de escucha se ve, casi siempre, saturada con sus propias palabras.

Pues de ahí llegaba este apostol a decir que se negaba a ser un cristiano cocodrilo.

Yo me uno a ese deseo y a esa petición

"Señor, que use mis dos orejas para escuchar el doble de lo que hablo"


Y cuando abra el buzón que sea para hacer llegar un pedazo de esa carta de amor que no te cansas de seguir escribiendo con cada uno de nosotros.

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De Colores

1 comentario:

Nacho dijo...

¡¡Cómo mola!! nunca había oido usar la palabra cocodrilo con este significado y me ha molado.
Me encanta cómo ves a Dios detrás de cosas tan sencillas.
De Colores.