viernes, 13 de febrero de 2009

Obedecer



Obedecer no está de moda. Ni siquiera es políticamente correcto y para muchos es una especie de sumisión alienante contraria a la tan revindicada como malentendida libertad a la que tenemos derecho aunque no siempre la acompañemos de la responsabilidad que debe llevar aparejada.

Los padres se quejan de que los hijos no obedecen mientras ellos destierran de su cabeza la posibilidad de hacer lo propio, por ejemplo, con sus jefes. Ahora se coopera, se colabora, se trabaja en equipo... pero ¿obedecer? No, de ninguna manera. Cada uno tenemos nuestras opiniones y criterios y el derecho a hacerlos valer en plano de igualdad con quien, si no jugáramos a obviar las jerarquías, nos daríamos cuenta que está, efectivamente, en un plano superior. Y así nos encontramos a los becarios rectificando a los directores, a las enfermeras cuestionando a los médicos y, por supuesto, a los hijos diciendo (o pensando) “si claro, papá, porque tú lo digas”.

Puede que sea el efecto péndulo de una sociedad que abusó del “porque lo digo yo” y que pronto volvamos a la normalidad. Es curioso que el término lejos de aludir al acatamiento de una orden por encima de la propia conciencia, viene del latín ob-audire que hace referencia a tener en cuenta de manera ponderada lo que escuchamos que nos indica, requiere o manda (si, manda) quien tenemos por encima. Mientras, pido la humildad necesaria para ser obediente porque, además, aunque no esté de moda, quien obedece no se equivoca.

6 de febrero de 2009


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De Colores

1 comentario:

Anónimo dijo...

Precisamente estos días leyendo sobre Don Bosco (Santo), me encontraba también ahí la importancia de la obediencia.

Te recomiendo que le dediques un tiempo sino lo conoces:
http://es.catholic.net/conocetufe/424/905/articulo.php?id=27503

Gracias.