jueves, 18 de diciembre de 2008

El mayor abrazo de Dios



A menudo, muy a menudo, en realidad casi siempre, busco sentirme abrazada por Dios. Descansar mi cabeza en la roca firme y perderme en el amoroso abrazo del Amor que nunca falla. Vamos, ser el niño de esta imagen que estaba puesta junto al altar en una preciosa Adoración en la que tuve la gracia de estar hace poco.

Buscaba y buscaba no sólo ser ese niño, sino sentirme ese niño, pero no lo conseguía.

Al día siguiente, en aquel maravilloso retiro, hubo una oración en la que en un momento dado, a los pies del altar, se pusieron sacerdotes y laicos para rezar por los que querían acercarse. Yo me di cuenta como, al final, se abrazaban y pensé "será ahí donde voy a poder sentir ese abrazo", pero me daba vergüenza ponerme en la fila.

Entonces, alguien dijo: "Te estás pensando ponerte o no en la fila, te da vergüenza. No temas, ve" Así que me levanté (a la vez que otros cincuenta para ponerme en la fila). Pero cuando iba recorriendo el pasillo hacia detrás para ponerme la última -colarse no está bonito- vi al fondo de la sala un sacerdote y entendí que debía irme a confesar y así lo hice.

Fue una confesión preciosa, preciosa y larga, y cuando terminé yo quería volver a entrar en la capilla a ver si continuaba la oración y podía -por fin- recibir mi ansiado abrazo.

Cuando entré, los sacerdotes estaban impartiendo ya la bendición a toda la asamblea y el que presidía la celebración dijo:

"Ahora vamos a recibir el mayor abrazo que Dios nos da:
la señal de la cruz.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo"

Sólo puedo decir AMEN y gracias Señor!

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De Colores

3 comentarios:

Talita Plum dijo...

Jaime, perdona... la cabra tira al monte y yo soy incapaz de explicarme -casi nunca- con la brevedad que debiera!

Anónimo dijo...

Qué bien escribes Ainhoa y qué bonito lo que decides. Enhorabuena por ese abrazo que necesitabas.
Un beso. Marta.

Anónimo dijo...

Mil gracias por el testimonio. Impresionante. Por qué has tardado tanto???