lunes, 15 de octubre de 2007

Señor, ¿qué quieres de mi?



Esta es una de esas preguntas que hago cada cierto tiempo:
Señor, ¿qué quieres de mi?

A lo largo de estos años he ido escuchando distintas respuestas, que no por ser distintas son diferentes...

- ¿Qué quieres de mi?
- No quiero nada de ti... TE QUIERO A TI!

Para no sentirme del todo estúpida y repetitiva voy modificando levemente la manera de preguntar e incluyendo la respuesta obtenida en la siguiente pregunta... (que pelma soy!)

- Me quieres a mi... pues aquí estoy... ¿qué quieres de mi?
- Que me ames, que me quieras, que me alabes, que me bendigas y me adores todos los días de tu vida...

Ajá.... parece que voy entendiendo... es toda una actitud... una forma nueva de vivir... desde el agradecimiento, desde el amor, desde la alabanza...

Intentar poner en práctica esta manera de vivir me tiene suficientemente entretenida... casi aturullada entre el "me caigo-me levanto" que parece que dejo de preguntar...

Y entonces, de la manera más insospechada, en el momento menos esperado llega una respuesta que inunda mi corazón de paz y de alegría...

- Si Me has elegido entre tantos será porque quieres que haga algo, no? Algo concreto, grande o pequeño... pero importante...

Y entonces....

- Claro... Te he buscado y lo he dado todo por ti porque quiero algo muy grande para ti...

¡Quiero que seas feliz!


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De Colores

4 comentarios:

Borja dijo...

Gracias por compartirlo con todos nosotros... Creo que cuando uno habla de "caminar, crecer en la fe" habla de esto... De ir acercándose al Señor y cada vez oir Su Palabra de una manera más fina, más sutil, más personal... Una palabra que va perfilando la vida y que pasa de ser cosas a ser una vida feliz... Feliz de verdad

Gracias...

TQ

Anónimo dijo...

Pues también es una constante en mi vida y puedo dar testimonio de que el Señor siempre responde, de un modo u otro, cuando miro atrás veo sus respuestas claras y cómo Él hace siempre que le dejamos. Bendito sea.

Nerya dijo...

Amén


Es cierto que a veces nos cuesta creer que Dios está mirándonos y que quiere lo mejor para nosotros. Muchas veces no nos damos cuenta o creemos que no somos lo suficientemente buenos como para merecernos que Dios se pare en nosotros. Sin embargo, Dios es misericordioso y nos ama.

Jaime dijo...

A este respecto, hoy dice San Pablo: Somos ciudadanos del cielo. Y esto es tan distinto de un lo seremos así que ahora aguanta como de un lo fuimos y ya no hay nada que hacer.

- Señor, ¿qué quieres de mí?
- Que seas uno de los míos en Xto. ¡Vente conmigo!